No
se puede comparar el número de víctimas, ni mucho menos la brutalidad
con la que se ejerció la represión en cada uno de los bandos, por no
decir que los muertos del bando franquista fueron elevados a la posición
de mártires en "su lucha por Dios y por España contra la barbarie marxista". Tampoco se puede comparar por lo que cada uno luchaba en esa guerra: Unos
luchaban bajo los ideales del nacional-catolicismo y el fascismo contra
un gobierno democráticamente elegido, mientras los republicanos
luchaban por defender la conquistas sociales y políticas de la
República, apoyando al gobierno legítimo del Frente Popular elegido por
mayoría apenas unos meses antes.
Tras la dura represión en la Guerra Civil, en la posguerra se propuso el acabar con todo vestigio de
la lucha obrera y la republicana, que se había transformado en un
movimiento enormemente apoyado por todos los sectores de la izquierda.
La represión llegó
hasta el punto de que muchos militantes obreros y republicanos que
sobrevivieron pasaron a estar discriminados laboral y socialmente,
siendo parias en una sociedad fascista y retrógrada por el simple hecho
de de haber luchado por acabar con las injusticias que veían día a día, y
en muchas ocasiones esta acción se llevó a cabo contra las familias de
los represaliados: hijos
huérfanos adoctrinados en el franquismo contra la causa de sus padres,
familias de republicanos que obligados a vivir de la caridad de sus
propios verdugos y un largo etcétera de despropósitos criminales contra más de media España.
El
Partido Comunista, las Juventudes Socialistas Unificadas, la CNT, la
UGT, el PSOE, Izquierda Republicana, Partido Radical Socialista e
incluso los masones fueron injustamente juzgados en juicios sin garantía alguna a castigos que aseguraban, en el caso de sobrevivir, un destino aciago.
Mientras
unos muertos del fascismo sean homenajeados de esa manera, y los
muertos de la libertad y la democracia sigan enterrados, jamás herida
alguna cicatrizará, y menos mientras las relaciones de poder no cambien,
porque nos guste o no, aquí llevan mandando los mismos desde el 39.
Mientras
que los herederos del franquismo (que son quienes ahora nos recortan en
sanidad y educación, quienes piden bajar los sueldos de los
trabajadores y quienes intentaban hacer que la mujer no tuviera derecho a
decidir sobre su propio cuerpo) tengan el poder para exprimir sin
compasión a los herederos de la República, es imposible que dicha herida tan honda cicatrice, porque nunca se ha dejado de meter el dedo en ella. Si
la herida está sólo cerrada para los vencedores, que además eran -y
son- una minoría social, no puede hablarse de que España haya superado
eso, porque hoy día hacer justicia contra los atropellos de la dictadura
y el fascismo, es reivindicar esos valores contra los que mandan,
contra los que siempre han hecho lo imposible para que las cosas no
cambien y no se altere el estado actual de las cosas.
Seguimos
luchando por la República, por una república pero no vacía, una
república con contenido de clase y de principios democráticos,
internacionalista, revolucionaria, que respeto a los pueblos que la
integren, que sea justa y solidaria... y también que recupere la memoria
de los demócratas que descansan en fosas comunes asesinados por el
fascismo en estas tierras. Que no se pierda la memoria histórica ¡Y a a por la Tercera!
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