martes, 4 de noviembre de 2014

Oliver Law, un negro comandando blancos.

A veces hay anécdotas en la historia, esas de las que normalmente sólo se enteran quienes buscan sobre ellas. Igual que ya un día se escribió en este blog sobre el revolucionario alemán Max Hölz, hoy le toca el turno a otro luchador incansable y que a los españoles nos coge mucho más cerca, la historia de un brigadista internacional. Por eso, creo que nunca está de más sacar del olvido a quienes la historia no nombra, y que son sólo un caso entre miles igual de admirables, pero que al fin y al cabo recordarlos es lo mínimo que podemos hacer.
 
 
En 1899 nacía en Texas, Estados Unidos, un negro llamado Oliver Law, que cuando contaba con poco más de veinte años fue reclutado para la luchar en la Primera Guerra Mundial (para Estados Unidos, 1917-1918) por un gobierno que, igual que había hecho "libres" a sus antepasados apenas sesenta años antes, aún seguía manteniendo estrictas leyes segregadoras con los negros que años después inspirarían las luchas por los derechos civiles en Estados Unidos, con referentes como Malcolm X, Martin Luther King o Angela Davis.
Al mismo tiempo, grupos como el Klu Klux Klan comenzaba a resurgir con más fuerza que nunca, linchando y asesinando negro, así como destruyendo o quemando las propiedades de estos. Un claro ejemplo de este racismo, es la película "El Nacimiento de una Nación", en la cual incluso se vanagloria al KKK mientras que los negros era mostrados poco más que bestias insensibles.
Oliver Law combatió con el ejército estadounidense en el frente occidental junto a franceses e ingleses y sobrevivió al que fue el peor conflicto de la historia de la humanidad hasta entonces - después, la Segunda Guerra Mundial superaría terriblemente estas dramáticas cifras - y luego se asentó en Chicago.

Allí, Law se afilió al Partido Comunista de los Estados Unidos al estallar la Gran Depresión de 1929, que en su país tuvo repercusiones terribles para al clase trabajadora, con el paro por las nubes, la bolsa por los suelos y cada vez con más familias en la hambruna.
Se sabe poco sobre su historia, pero hay referencias a que lideró manifestaciones contra la invasión de Etiopía por parte de la Italia fascista de Mussolini, y poco después marchó hasta Nueva York para coger un barco rumbo a España en 1936, a pesar de la prohibición del gobierno estadounidense.

 
El 1936 es un año triste para España. A pesar de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero, la derecha orquestó el intento de golpe de Estado de los militares contra la República, tras cuyo fracaso parcial, se desató la guerra civil.

Es entonces cuando tiene lugar uno de los eventos más heroicos de la historia del internacionalismo, cuando gente de todos los países se unen a las Brigadas Internacionales con el único objetivo de ayudar a los demócratas españoles contra los fascistas sublevados.
Law llegó como parte de estas brigadas, concretamente en el Batallón Lincoln, que es como se llamó la unidad de voluntarios procedentes de los Estados Unidos, la mayor parte de ellos comunistas.
El Batallón Lincoln participó, junto a otras Brigadas Internacionales, en la batalla del Jarama con el objetivo de frenar a los fascistas en su avance hacia a Madrid (cuyo intentó de ser tomado, acabó en fracaso por parte del bando sublevado). Poco después de la batalla, Oliver Law fue nombrado comandante del batallón, convirtiéndose así en el primer negro estadounidense que lideraba tropas blancas en la historia. 

Tras eso, varias Brigadas fueron enviadas a Brunete junto a tropas del Ejército Popular Republicano para enfrentar a los fascistas. Durante este combate, el número de bajas entre los brigadistas fue alto.
Tres días después del comienzo de los enfrentamientos, Oliver Law encabezó una carga contra un cerro bajo control fascista, siendo abatido de un disparo en el 9 de julio de 1937 luchando por el pueblo de un país que se encontraba al otro lado del mundo de su hogar.
Esta es la historia de Oliver Law, uno de los muchos de miles de brigadistas internacionales que vinieron aquí a parar a los fascistas, aunque a hombres que dan la vida luchando, ningún honor es suficiente a la hora de agradecérselo.
Se convirtió en el primer negro estadounidense que comandaba blancos estadounidenses, rompiendo los prejuicios, siendo ejemplo no sólo a la hora de combatir una desigualdad, sino también en el propio ejercicio del liderazgo, con entereza, porque sabía al responsabilidad que tenía.

Muchos miles de los brigadistas que dieron la vida, como Oliver Law, jamás volvieron a ver su hogar. Su sangre se quedó en suelo español, a veces en cunetas junto a sus hermanos de armas españoles, con quienes a los que lucharon codo a codo contra un fascismo que finalmente se alzó victorioso, pero cuyo ejemplo es imborrable y es la semilla de las luchas de hoy.
 
 
 
 

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