martes, 10 de junio de 2014

‘Liberar al ser humano en el marco de la sociedad comunista’


El Che fue un combatiente antiimperialista, un revolucionario que entendía que no hay otra vía que el uso de la violencia revolucionaria para derrotar a las fuerzas sostenedoras del capitalismo, un hombre que entendía que el objetivo final de la lucha era el comunismo

“Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica. En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.” Así se dirigía Ernesto Guevara, en el Mensaje a los Pueblos del Mundo, hecho público en abril de 1967.
El Che miraba en ese entonces –y con absoluta razón- el ascenso de la lucha de las masas en un mundo convulsionado donde los pueblos conquistaban victorias importantes en sus combates por la liberación, en unos países, mientras en otras regiones la agudización de la lucha de clases auguraba nuevos levantamientos y luchas revolucionarias victoriosas.

El Mensaje a los Pueblos del Mundo lo escribió cuando la guerrilla de Ñancahuazú ya estaba en curso. Había llegado a Bolivia el 3 de noviembre de 1966 y el día 7 estuvo ya en la zona escogida como centro de operaciones de la guerrilla. 24 personas le acompañaban en ese momento, 9 de ellos bolivianos y el resto de otras nacionalidades.

Guevara llegó a Bolivia luego de una fracasada experiencia político-militar en El Congo (1965) y tras permanecer alrededor de 5 meses en Praga, período del que no se tiene una información lo suficientemente clara de sus actividades, más que haber destinado su tiempo a la reflexión y al estudio.

El Ejército de Liberación Nacional de Bolivia operó durante 11 meses, hasta que el 8 de octubre de 1967 las fuerzas militares bolivianas con el apoyo de la CIA detuvieron y asesinaron al Che y aniquilaron a todo el grupo guerrillero. Apenas un puñado de hombres logró escapar con vida.

La columna guerrillera fue sorprendida en la quebrada del Churo el día 8 de octubre. Allí, el Che ordenó dividir el grupo: los enfermos irían delante mientras él se quedaría con el resto para hacer frente a las fuerzas del gobierno. Tiempo después, Harry Villegas (Pombo), uno de los cinco sobrevivientes relataría el suceso de la siguiente manera: “Yo pienso que él pudo escapar. Pero traía un grupo de gente enferma que no se podía desplazar a la misma velocidad que él. Cuando el ejército comienza la persecución, decide pararse y dice a los enfermos que sigan. Entretanto el cerco se va cerrando. Sin embargo, los enfermos logran salir. O sea, el enemigo fue más lento que los enfermos. A los que venían en la persecución directa, el Che los aguanta. Cuando él va a continuar, el cerco se cerró y entonces se produce el enfrentamiento directo. Pero si él hubiese salido con los enfermos, se habría salvado”

Para entonces el Che ya era una leyenda. La figura del revolucionario que desembarcó en Cuba con un grupo de hombres decididos a ponerse al frente del pueblo cubano para derrotar a las fuerzas de Batista y construir una nuevo país, una nueva sociedad; la imagen del hombre que asumía responsabilidades en el aparato estatal del nuevo gobierno revolucionario, del representante de Cuba en foros internacionales, etc. etc. cautivaba en todas partes por lo que había hecho, por lo que hacía y decía.

El Che fue un combatiente antiimperialista, un revolucionario que entendía que no hay otra vía que el uso de la violencia revolucionaria para derrotar a las fuerzas sostenedoras del capitalismo, un hombre que entendía que el objetivo final de la lucha era el comunismo. “(…) podemos, pues, decir que la planificación centralizada es el modo de ser de la sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista….” (Guevara, Ernesto. CHE. Obras. Tomo II. Pág. 329.)

El verdadero Che, el que se fraguó en la lucha y entregó su vida en el combate por liberar a los pueblos nada tiene que ver con esa imagen utilizada de manera oportunista por los tránsfugas de la revolución ciudadana

‘La finalidad estratégica es la liberación de los pueblos’

“No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución.

…En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales -instrumentos de dominación-, armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta. El elemento fundamental de esa finalidad estratégica será, entonces, la liberación real de los pueblos; liberación que se producirá, a través de lucha armada, en la mayoría de los casos, y que tendrá, en América, casi indefectiblemente, la propiedad de convertirse en una revolución socialista.

…Es absolutamente justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en formas pacíficas. Para nosotros está clara la solución de este interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes -donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares- en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo.

…Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla. “

Ernesto Che Guevara

Tomado de: Mensaje a los pueblos del mundo. 1967




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