En la memoria de Perú perduran gestos solidarios de Cuba
Foto de Fidel donando sangre para las víctimas del terremoto de Perú en 1970
Es impresionante como en las calles de Lima y entre amigos peruanos
se recuerdan los gestos solidarios del pueblo cubano y de sus médicos
hacia esta nación andina, cuando fue azotada el 31 de mayo de 1970 por
un terremoto que estremeció casi todo el territorio nacional, y causó la
muerte a más de 700 mil personas.
Igual en la memoria de los que peinan canas y de los más jóvenes se
percibe a flor de piel el agradecimiento eterno por el apoyo brindado
por una misión de galenos de la isla caribeña, luego que otro sismo
castigara en agosto de 2007 a la sureña región de Ica.
No podemos olvidar nunca que fue el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro,
uno de los primeros en brindar su sangre, hace 44 años, para las
víctimas del desastre natural de 1970, y las más de 100 mil donaciones
que hicieron sus compatriotas, coinciden en reiterar ciudadanos de a pie
de este Estado sudamericano.
Rememoran que entonces Perú y Cuba ni siquiera tenían relaciones
diplomáticas, sin embargo fueron enviados profesionales de la medicina
desde la mayor de las Antillas para socorrer a los afectados, en medio
de la devastación causada por ese violento movimiento telúrico.
Resaltan que en la historia peruana tendrá que estar escrito por
siempre ese capítulo humanitario, similar al que en 2007 repitieron
nuevamente los cubanos, cuando otra brigada de hombres y mujeres del
ejercito pacifico de “batas blancas” laboró en 11 regiones del país,
atendió a 200 mil afectados, de ellos 57 mil en casas de campaña.
En esa ocasión los doctores y asistentes del pequeño archipiélago
caribeño, pero considerado a nivel internacional una potencia de la
medicina, realizaron casi tres mil 500 intervenciones quirúrgicas, el 70
por ciento de ellas de cirugía mayor.
En una de sus muy publicadas Reflexiones, Fidel exaltó meses después,
en marzo de 2008, a la referida misión solidaria cubana y la comparó
con la victoria militar lograda en Cuito Cuanavale, en Angola, sobre la
cual –subrayó- fue la “prueba suprema de la conciencia
internacionalista” de Cuba.
Cuito Cuanavale cambió la correlación de fuerzas en el suroeste
africano, y fue el preámbulo de la independencia de Namibia y del fin
definitivo del sistema segregacionista del Apartheid que imperó en
Sudáfrica durante mucho tiempo con el respaldo “silencioso” de Estados
Unidos.
A diferencia de Washington, que hoy tiene dispersos soldados y
paramilitares por más de la mitad del mundo, que espía a todos, y que
siembra el terror y el hambre por dondequiera que pase, la Cuba
bloqueada por las sucesivas administraciones de la Casa Blanca ofrece
profesionales de la salud, de la educación, el deporte y de la cultura a
todos los pueblos, independientemente de ideologías de sus gobiernos de
turno.
No por gusto los gestos solidarios de los cubanos son semillas que
germinan por doquier, y que ninguna plaga puede hacer olvidar a pesar
del cursar de los años.
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