domingo, 22 de enero de 2017

Desmontando una típica mentira sobre Cuba, el racionamiento de alimentos por medio de la tarjeta.

La tarjeta de racionamiento fue instaurada en marzo de 1962 para apoyar la economía de las familias cubanas con productos subsidiados. Lo primero que debe aclararse es que racionamiento con la tarjeta no significa limitamiento, sino ABASTECIMIENTO de raciones. Y con esa aclaración va la aclaración del nombre. La tarjeta en realidad se llama Tarjeta de Abastecimiento.

Lo que permite la tarjeta, pues, es abastecerse de cierta cantidad de productos a precios subsidiados, que hoy alcanzan aprox. para 15 días. Este abastecimiento no limita que los cubanos puedan comprar más productos a precios normales, ya sin el subsidio de la tarjeta. Los productos subsidiados por la tarjeta se surten en almacenes especiales llamados bodegas de abastecimiento.

La tarjeta de abastecimiento se distribuye anualmente e incluye páginas o talonarios para cada mes. La tarjeta está integrada a los otros servicios sociales en Cuba, como el sistema de salud o los servicios de atención a la familia. Por ello la tarjeta varía de persona en persona o de familia en familia, dependiendo de cuáles son las necesidades de cada una. Por ejemplo, si una persona por salud requiere dejar de consumir huevo, se le cambia ese producto en su tarjeta por otro que pueda comer. 

En la tarjeta de abastecimiento se incluyen raciones de leche, pasta, huevos, azúcar, arroz, granos, café y pollo, cigarros, gas o ron.
Una mujer en edad fértil tiene acceso a toallas sanitarias con su tarjeta. Una mujer que recién tuvo un bebé tiene pañales incluidos.

Las poblaciones vulnerables como menores de 7 años, embarazadas y adultos mayores reciben incremento en raciones de alimentos como la leche.

La tarjeta de abastecimiento no buscó nunca cubrir las necesidades totales de los cubanos, sino intenta ser un apoyo a sus economías. La tarjeta podría ser el equivalente a los cupones o tarjetas de descuento que algunas empresas otorgan como prestación laboral.
Los cubanos pueden, después de sus raciones subsidiadas, comprar en los almacenes "normales" y en los mercados.

El mito de la tarjeta de racionamiento es que limita, cuando en realidad abastece gracias a la organización social.

Gracias a la tarjeta, junto a otros programas sociales, la desnutrición en Cuba está desterrada pues se asegura la alimentación familiar.

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