lunes, 16 de noviembre de 2015

El guardia civil que asesinó a Lucrecia Pérez de dos tiros solo por ser negra es pillado conduciendo bajo los efectos del alcohol.

El 13 de noviembre de 1992, Lucrecia Pérez, dominicana de 33 años, cenaba junto a su amigo Porfirio Elías en el edificio abandonado que antes albergaba a la popular discoteca Four Roses, en el distrito madrileño de Aravaca. Ambos vivían en ese inmueble y compartían una escasa comida a la luz de la vela. Muy cerca, cuatro hombres bebían en la cercana Plaza de los Cubos junto a un grupo de miembros de la ultraderecha. Uno de ellos propuso ir a dar “un escarmiento a los negros”. Otro dijo que algunos solían dormir en la finca donde en ese momento cenaban Lucrecia y su pareja. Los cuatro subieron en el coche del mayor, un Talbot rojo, y emprendieron la marcha.
Cuando llegaron a la altura del estadio Vicente Calderón, la Policía Municipal les dio el alto, pero el conductor y dueño del vehículo enseñó su placa de Guardia Civil y los agentes locales le dejaron pasar. Llegaron al edificio y accedieron a la única habitación en la que vieron luz. El funcionario encañonó a la pareja y apretó el gatillo tres veces. Dos tiros impactaron en Lucrecia y uno, en Elías.




La joven, que apenas llevaba un mes en España, murió casi en el acto, pues uno de los disparos le impactó en el corazón y no llegó con vida al hospital. Su compañero quedó gravemente herido. El asesino y sus tres acompañantes volvieron sobre sus propios pasos y siguieron bebiendo junto a sus amigos radicales. “Mañana os enteraréis a través de los medios dónde hemos estado”, les dijo el guardia civil.
Dos semanas después del crimen, la Guardia Civil arrestó al también miembro del cuerpo Luis Merino Pérez en la Comandancia de Madrid. Al día siguiente, a los tres menores que le acompañaron a cometer el asesinato, que terminaron confesando el crimen. El funcionario trató de disimular su implicación en el asesinato cambiando el cañón de su arma reglamentaria por la de otro compañero, pero el Laboratorio de Criminalística del instituto armado descubrió el pastel tras analizar todas las pistolas de la compañía.
El Juzgado número 15 de Madrid condenó a Merino a 54 años de cárcel (30 por el asesinato de Lucrecia y 24 por disparar contra Elías) y a los menores a 24 años de internamiento. En 2001, la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid ordenó poner en libertad a los tres menores, que ya tenían 25 años, por haber cumplido ocho años de internamiento. Merino abandonó los barrotes años después.
La madrugada del pasado 6 de octubre, Merino Pérez volvió a toparse con la ley. El exguardia civil conducía por el polígono industrial de Coslada haciendo maniobras bruscas. Al parecer, se había picado con un camión y le estaba siguiendo con intenciones que aún se desconocen. Fue entonces cuando una patrulla de la Policía Nacional se percató de que algo extraño pasaba en el comportamiento de aquel vehículo.
Los agentes le dieron el alto y, al percibir síntomas de embriaguez, llamaron a la Policía Local para que éste último cuerpo, competente para este tipo de delitos, le sometiera a un control de alcoholemia. Efectivamente, cuando llegaron los funcionarios municipales y le hicieron el test, el conductor superaba ampliamente la tasa de alcohol permitida. En concreto, Merino Pérez arrojó 0,73 mg por litro de aire respirado, casi el triple del máximo legalmente establecido.
La Policía Local inmovilizó su vehículo y le detuvo por conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas. Según fuentes policiales consultadas, el hombre desvariaba y decía incoherencias en esos primeros momentos. Fue ya en dependencias policiales cuando los funcionarios descubrieron sus antecedentes penales. Horas más tarde, el que fuera primer asesino racista de España reconocido fue puesto en libertad.
Se fue a su casa sin su coche, que volvió a recoger al día siguiente a la sede de la Policía Local. Los agentes municipales elaboraron un atestado que fue remitido a los juzgados de Coslada, que instruirán una nueva causa contra él que será remitida a los juzgados de lo Penal de Alcalá de Henares, localidad donde previsiblemente se le abrirá juicio oral.







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