La religión enseña a aquellos que se debaten toda su vida en la pobreza a que sean resignados y pacientes en este mundo, y los consuela con la esperanza de la recompensa en el cielo. En cuanto a los que viven del trabajo ajeno, la religión les enseña a ser "caritativos", suministrándoles así un justificativo a su explotación y, por decirlo así, un billete barato para el cielo. "La religión es el opio del pueblo".
La religión es una especie de tóxico espiritual en el que los esclavos del capital ahogan su conciencia y adormecen su anhelo de una existencia humana decente.
Articulo elaborado por Lenin en diciembre de 1905, extraído del folleto "V. I. LENIN, Sobre la religión"
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