viernes, 9 de mayo de 2014

¡Feliz Día de la Victoria! El sacrificio soviético en imágenes.

La Alemania nazi invadía el territorio soviético en junio de 1941. Por allí por donde pasaban sembraban el miedo y el caos, incendiaban aldeas, ahorcaban a los varones y borraban cualquier signo que denotara que aquello era territorio soviético. El territorio soviético formaba parte de lo que los nazis reclamaban como espacio vital, necesitaban su suelo y sus recursos.

El ataque supuso una sorpresa para el Ejército Rojo, incapaz de parar el rápido avance de los alemanes. Aún así, desde las primeras horas en las que reinaba el desconcierto, un grupo de soldados soviéticos se atrincheraba en la Fortaleza de Brest. Juraron no rendirse, combatir hasta la muerte pero jamás rendirse ante los que acababan de invadir su patria.



En Moscú, la gente escuchaba con preocupación y ansiedad los partes de guerra. Mientras se reforzaba el trabajo en las fábricas, y se alistaban los jóvenes en el Ejército con el mayor deseo de entrar en combate. A finales de ese año fatídico, 1941, los nazis se encontraban a escasos kilómetros de Moscú y lograrían rodear Leningrado.

En 1942, los nazis se mostraban incapaces de tomar Moscú y Leningrado. Esta última ciudad resistía pese al hambre y el frío. Una carretera sobre el helado lago Ladoga, sería la única comunicación con el exterior. Todo parecía perdido desde un punto de vista militar, pero lejos de rendirse, los soviéticos se armaban de valor, patriotismo y ansias de eliminar la peste hitleriana de la faz de Europa.




Tras las líneas alemanas lucharía la guerrilla, siempre en inferioridad militar, golpeando en el lugar más apropiado. Por el aire, los pilotos soviéticos se batían con la aviación alemana. Ante la determinación de los defensores de Moscú, que recordaba el Madrid del "No pasarán", Hitler envía a sus ejércitos hacia el Cáucaso. En Stalingrado se encontrarían con un muro, que supondría un punto de inflexión en el desarrollo de la guerra. Desde agosto de 1942, aquella ciudad sería la anfitriona de la mayor batalla de todos los tiempos.

Los alemanes reducirían la ciudad a escombros, pero esto dificultaría la labor de los tanques alemanes y Stalingrado se convertía en el mejor escenario para los francotiradores. La arrogancia del ejército alemán les saldría cara allí. En enero de 1943, los alemanes que aún seguían vivos se rendían. Sería el primer gran golpe a la maquinaria militar alemana. El ejército que parecía invencible se rendía ante un Ejército formado por obreros y campesinos.




Para resarcirse de este golpe, Hitler dio la orden de atacar la ciudad de Kursk. Allí un millón de alemanes intentaría tomar la ciudad. Más de 5000 tanques se enfrentarían en las llanuras de Kursk. Toneladas de acero quedarían inservibles en la que sería conocida como "la batalla de los tanques". Los T34 se mostraban superiores a los Panzer alemanes, reflejando la superioridad soviética en el campo de la ingeniería. El contraataque soviético heriría de muerte al tercer Reich.

Mientras, los aliados iniciarían operaciones en Europa. Desde Stalingrado, el Ejército soviético pasó de intentar contener el avance alemán a obligarle a retroceder. Kursk supuso la confirmación del nuevo curso de la guerra. Las sucesivas ofensivas soviéticas irían expulsando hacia el oeste a los alemanes.



 
A comienzo de 1944, sería liberada la ciudad de Kiev y Crimea. Leningrado rompería el cerco, tras más de 900 días de incomunicación. En verano las malas noticias se acumulaban para los nazis. Los soviéticos llevarían a cabo la operación Bagration, que sirvió para liberar Bielorrusia, los países bálticos, parte de Polonia, los Cárpatos y parte de los Balcanes. Los éxitos soviéticos animarían a los aliados a poner en marcha el desembarco de Normandía, o la invasión de Italia. Los polacos se levantaban en Varsovia contra los invasores.

En 1945 el avance soviético hacia Berlín iría liberando Europa de las garras de Hitler. A su paso, los supervivientes de los campos de concentración eran liberados por el Ejército Rojo. A finales de abril, se libraban los primeros combates por el control de Berlín y los últimos de la guerra. Hitler evitaba de forma cobarde rendir cuentas ante la URSS, y la bandera roja sería izada en el Reichstag. El 8 de mayo el Ejército alemán se rendía ante la URSS, y el 9 de mayo se celebraba la victoria en cada ciudad, en cada aldea, en cada fábrica y en cada hogar de la Unión Soviética.




Este es el 9 de mayo más significativo desde 1945. Hoy el fascismo vuelve a repetir sus crímenes en Ucrania. Las ejecuciones hoy se graban y publican en internet, los sindicalistas son perseguidos. El pasado 1 de mayo decenas de sindicalistas eran quemados en un edificio en Odessa, tal y como los nazis incendiaban las aldeas ucranianas en 1941. Las ofensivas militares se suceden en las regiones del este ucraniano. Pero hoy, como en 1941 también hay valientes que combaten el fascismo.

 

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¡Feliz Día de la Victoria!






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