En 2015 morirán en el mundo unos 5,9 millones de menores de cinco años por causas que pueden evitarse, frente a los 12,7 millones de 1990, según las estimaciones de la ONU, que calcula que desde que en el año 2000 se pusieron en marcha los Objetivos del Milenio se ha salvado la vida de unos 48 millones de niños.
La meta acordada entonces era que para este año la mortalidad infantil se hubiese reducido en dos tercios respecto a 1990, por lo que el mundo se quedará lejos de cumplir el objetivo.
“Salvar las vidas de millones de niños en contextos urbanos y rurales, en los países ricos y pobres, es uno de los primeros grandes logros del nuevo milenio, y uno de los mayores retos de los próximos 15 años es acelerar aún más este progreso”, dijo en un comunicado la directora ejecutiva adjunta de Unicef, Yoka Brandt.
La tasa anual mundial de reducción de la mortalidad de menores de cinco años entre 2000 y 2015, un 3,9 %, se duplicó en comparación con lo que sucedió en la década de los noventa.
“Los datos nos indican que millones de niños no tienen que morir si realizamos un mayor esfuerzo para llegar a todos los niños”, señaló Brandt.
La ONU pone como ejemplo los enormes progresos logrados por 24 países en desarrollo (incluidos Cuba, Bolivia, El Salvador y Nicaragua), que han cumplido con la meta de los Objetivos del Milenio reduciendo la tasa de mortalidad de los menores cinco años en dos tercios o más.
Por regiones, Asia y el Pacífico y Latinoamérica y el Caribe cumplieron con ese objetivo, recortando la mortalidad infantil un 69 % y un 67 %, respectivamente.
Según Naciones Unidas, en los próximos quince años podrían salvarse 38 millones de vidas si se aceleran en todo el mundo los progresos en línea con lo fijado en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible que serán aprobados oficialmente este mes y que reemplazarán a los del Milenio.
En ellos, la meta es reducir las tasas de mortalidad de menores de cinco años a 25 muertes o menos por cada 1.000 nacidos vivos en 2030.
Entre otras cosas, la ONU apuesta por soluciones “simples, de gran impacto y rentables” para reducir la mortalidad infantil, como la atención especializada en la etapa prenatal, durante el parto y en la etapa posnatal, la lactancia materna, la inmunización, los mosquiteros tratados con insecticida y el agua y el saneamiento mejorados.
Además, subraya también la importancia de la terapia de rehidratación oral para combatir la diarrea, los antibióticos para la neumonía, los suplementos nutricionales y los alimentos terapéuticos.
La desnutrición contribuye a casi la mitad de la mortalidad de los niños menores de cinco años, según el informe publicado hoy por la ONU.
La peor situación se sigue dando en el África subsahariana, donde 1 de cada 12 niños mueren antes de cumplir los cinco años, frente a la media de 1 de cada 147 que se da en los países ricos.
Los quince países con mayor mortalidad infantil en el mundo son todos africanos, liderados por Angola, Chad y Somalia, con 157, 139 y 137 muertes por cada 1.000 nacidos, respectivamente.
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