miércoles, 16 de septiembre de 2015

La defensa de Stalin es una cuestión de principios.



En los ataques, aparentemente personales, contra Stalin se esconden los ataques contra el marxismo-leninismo; contra el legado de Marx, Engels, Lenin y Stalin; contra la luminosa experiencia histórica de las revoluciones proletarias y la construcción del socialismo. Los ataques contra Stalin se dirigen también contra las luchas políticas y revolucionarias de la clase obrera internacional y contra la lucha antiimperialista de los pueblos oprimidos del mundo, luchas dirigidas por partidos comunistas; contra el actual ascenso de la marea revolucionaria, que en algunos países ya ha tomado la forma de lucha armada; contra la reconstrucción y el fortalecimiento de los partidos comunistas en el mundo; contra el reagrupamiento del movimiento comunista internacional.


Por esa razón, una de las tareas importantes e ineludibles de los verdaderos comunistas ha sido y sigue siendo la defensa de Stalin.


Los intentos revisionistas y oportunistas de disociar a la clase obrera, a su vanguardia y a los verdaderos partidos marxista-leninistas de la figura, la obra y el legado de Stalin son parte de la lucha reaccionaria de la burguesía imperialista y sus agentes y escritores a sueldo contra los principios del marxismo-leninismo y la revolución proletaria mundial.


La defensa de Stalin no es una cuestión de reivindicación histórica, aunque ésta es importante para restablecer la verdad; no es una cuestión de mera defensa de lo alcanzado por la experiencia socialista de la Unión Soviética, China, Albania y el resto de países que fueron socialistas, aunque ésta es parte de esa defensa. La defensa de Stalin es una cuestión de principios, particularmente una defensa del marxismo-leninismo que Stalin sistematizó, defendió y desarrolló; una defensa de los partidos comunistas militantes que preparan y hacen la revolución, y la dirigen; una defensa del camino revolucionario al socialismo y el comunismo; una defensa de la revolución proletaria violenta, de su estrategia y su táctica; y una defensa del principio de la dictadura del proletariado.

Disociarse de Stalin y su legado es disociarse de la revolución proletaria y del marxismo-leninismo, es unirse al coro de la burguesía, los revisionistas, trotskistas y oportunistas de todo color y calibre. Para decirlo de forma gráfica: Los que retiran a Stalin o sustituyen a Stalin, o peor aún, nunca lo tuvieron, en la imagen de los clásicos del marxismo han abandonado el marxismo y lo han sustituido por un falso marxismo, vaciado de su contenido revolucionario.


La defensa de Stalin es una cuestión de principios que los verdaderos comunistas, los marxista-leninistas, deben enarbolar de forma combativa y con orgullo proletario. Defender a Stalin es defender el marxismo-leninismo y la revolución proletaria mundial, contra la burguesía y el revisionismo y el oportunismo.



¡Viva el gran Stalin!

¡Viva el marxismo-leninismo!

¡Viva la revolución proletaria internacional!

¡Proletarios de todos los países, uníos!



Crítica Marxista-Leninista
http://criticamarxista-leninista.blogspot.com.es/2013/03/defensa-de-stalin-cuestion-de-principios.html




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