El deber del movimiento antifascista es combatir firmemente el racismo en todas sus formas.Tambien es nuestra obligación no tolerar su avance en ningún lugar y desenmascararlo allí donde esté presente, en un momento en el que el racismo sigue creciendo al mismo tiempo que el fascismo en Europa.
La clase obrera no entiende de fronteras, sino de solidaridad internacionalista.
¡Frente al racismo, ni un paso atrás!
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